* Las leyes venezolanas prohíben la difusión interna de encuestas. Cualquier referencia a sondeos es para su uso en el exterior * Candidato oficialista lidera sondeos en polarizado país * Maduro promete profundizar socialismo y planes de Chávez * Capriles propone apertura económica con acento social * Resultado cerrado podría caldear ánimos de los dos bandos (Agrega comienzo de cierre de las urnas) Por Pablo Garibian y Diego Oré CARACAS, 14 abr (Reuters) - Venezuela terminaba de votar el domingo para decidir si mantiene la senda socialista de la mano del heredero de Hugo Chávez o apuesta por un radical cambio de rumbo, en una elección presidencial marcada por las emociones encontradas ante la muerte del controvertido líder bolivariano. Después de una furibunda y fugaz carrera electoral, el discípulo de Chávez, Nicolás Maduro, llegó como favorito frente al opositor Henrique Capriles, quien logró acortó la ventaja en las encuestas y mantener el optimismo de sus seguidores en el segundo asalto por llegar el poder en la potencia petrolera. Sin el carisma ni la oratoria de su mentor, Maduro invocó con fervor religioso al "Comandante Supremo" con la promesa de prolongar hasta 2019 su "revolución socialista" y los ingentes programas asistenciales que fueron pilar de la popularidad del fallecido mandatario. Con sus nietos en brazos, el corpulento presidente encargado votó con una mano pegada al corazón y mirando al cielo. "Mi vida la hice en los últimos 21 años alrededor del sueño de un hombre, de un gigante, y hoy cuando amaneció, amanecí con él, con su pensamiento, con su canto, con su obra y jamás pensé que iba a estar aquí. Pero estoy pues, estoy y batallando con un pueblo que está batallando en democracia", dijo Maduro. "Yo voy a ser presidente de la República por los próximos seis años", aseguró el presidente encargado de 50 años. Capriles, un joven abogado soltero nacido en el seno de una familia acomodada, volvió a prometer un camino de apertura económica sin dejar de lado el acento social, acabar con décadas de corrupción endémica y reconciliar al dividido país. "Nosotros somos respetuosos y respetaremos la voluntad del pueblo, lo que el pueblo diga es sagrado", dijo Capriles a la prensa después de sufragar ante la mirada de sus padres. "Hoy el voto no solamente significa elegir un presidente, sino es con nuestro voto (que vamos a) derrotar a la violencia", agregó el gobernador del estado de Miranda, quien fue derrotado hace apenas seis meses por Chávez en las presidenciales pese a que obtuvo el mejor resultado de la oposición en 14 años. La cruzada socialista benefició a millones de venezolanos, que se vieron reivindicados en el combativo discurso de justicia social de Chávez, quien destinó multimillonarios recursos de la ingente renta petrolera para financiar sus "misiones" sociales en vivienda, alimentación y salud. "Hoy cuando votemos y salga el nombre de Nicolás Maduro, miremos al cielo y digamos: 'misión cumplida comandante'", dijo el ama de casa Melba Salas, desde la ciudad natal de Chávez, Barinas, muy temprano en la mañana mientras en el resto del país cohetazos y la tradicional diana invitaban a votar. Pero su agresiva retórica socialista también cosechó la aversión de las clases medias y altas, que rechazan las políticas de control económico, la inacción ante la extendida criminalidad y las recurrentes fallas en los servicios públicos. "El país está vuelto un desastre, necesitamos una salida (...) ya es hora de olvidarnos de Chávez, con todo respeto por su alma. Es hora de crear una nueva Venezuela fuera de su sombra. Maduro es una pobre imitación de él", dijo Alberto Gómez, de 55 años, dueño de una panadería. TRANQUILIDAD Diversas autoridades venezolanas reportaron el domingo no hubo incidentes de relevancia en la jornada electoral, mientras que la afluencia podría rondar el récord del pasado octubre, cuando un 80 por ciento de los 18,9 millones de votantes acudieron a las urnas en los últimos comicios de Chávez. El comando oficialista denunció en la tarde que las cuentas de Twitter de Maduro y otros miembros del partido socialista fueron saboteadas y enviaron mensajes obscenos, lo que asociaron a un plan de sus adversarios para desestabilizar los comicios. Además, las autoridades anunciaron la detención de medio centenar de personas por diferentes delitos electorales, como la usurpación de identidad o la destrucción del comprobante del voto. El voto, que no es obligatorio en Venezuela, inició desde las 6.00 hora local (1030 GMT) y a partir de las 18.00 hora local (2230 GMT del lunes) comenzó el cierre de las mesas en las que no había electores esperando. Todo el continente sigue de cerca la transición política del país con las mayores reservas de crudo del mundo, especialmente los países aliados de Chávez cuyos beneficiosos acuerdos por los que reciben petróleo en condiciones ventajosas están en vilo. Quien gane el domingo hereda unas finanzas muy dependientes de los precios del petróleo, una inflación galopante y un sector privado mermado por los controles de cambio y de precios. Ambos candidatos prometieron atacar la delincuencia, asegurar el abastecimiento de alimentos, mejorar la eficiencia del Estado y continuar con los programas sociales de Chávez. Los dos bandos han jurado que respetarán la decisión que emane de las urnas, pero han pedido a sus seguidores estar alerta ante las posibilidades de fraude, a pesar de que observadores internacionales han avalado como limpias a elecciones de octubre. Un resultado cerrado podría avivar la tensión en unos comicios donde las pasiones encontradas por el fallecimiento del mandatario pesaron más que las propuestas concretas para resolver las acuciantes problemas de la nación sudamericana. (Reporte adicional de Deisy Buitrago, Mario Naranjo, Todd Benson, Girish Gupta y Andrew Cawthorne; Editado por César Illiano y Silene Ramírez)